martes, 22 de mayo de 2012

La Evaluación en el arte

Pese a mis dudas sobre el concepto de arte, y la clara dificultad que conlleva a los profesores la evaluación en una materia tan abstracta, hoy toca hablar de la evaluación en el arte.

De acuerdo a lo visto en clase, si hablamos desde una perspectiva autoexpresionista, la evaluación no tiene ningún sentido. Ya que la creación es propia de cada individuo, libre y personal, por lo que no nos corresponde judgarla, y de este modo, toda evaluación sería injusta, salvo una posibilidad, dejarla a manos del propio autor, que es quien ha creado la obra y por lo tanto es la única persona capaz de evaluarla desde un punto de vista crítico, pero los niños, todavía no han desarrollado el pensamiento crítico suficiente para evaluarse correctamente, y, por ejemplo, un riesgo que corremos haciendo esto es que todos los niños decidan que tienen un 10, o que un alumno con baja autoestima decida que se merece un 0. En conclusión, desde el punto de vista autoexpresionista, la evaluación, al menos en la escuela, no tiene nigún sentido.

En clase vimos una definición para la evaluación que decía lo siguiente: "La evaluación es la realización de un conjunto de acciones encaminadas a una recogida de datos en torno a una persona, hecho, situación o fenómeno con el fin de emitir una posterior toma de decisiones". Entonces ¿Cómo llevamos la evaluación al arte? Si tratamos de recoger una serie de datos, debemos contar con una serie de instrumentos, como tablas, en las que apuntar los criterios de evaluación que usaremos, y más aún debemos considerar la evaluación como un proceso, ya que, como marca la definicón, es una recogida de datos, no una única toma puntual de ellos. Por lo tanto, es recomendable llevar a cabo una evaluación formativa, que nos permita adecuar nuestro trabajo al entorno e intereses del alumnado, en el que al menos una parte podemos emplear para que los alumnos se autoevaluen y no basarnos solo en una evaluación sumativa.

No podemos olvidar tampoco, la evaluación inicial, utilizar cuestionarios, aprender sobre los intereses del alumnado... Todo esto nos puede dar una visión global de como podemos aplicar la docencia. Además, las expectativas que creemos para los alumnos serán realistas, y puede que sus intereses no sean los mismos que los nuestros, lo que nos supondrá un posible aumento de nuestros intereses gracias a los alumnos.

Cabe recordar, de el texto "Por qué enseñar arte" que enfoques, como el contextualista ya se basan en los intereses del alumnado, por lo que, existe una justificación teórica para utilizarlos, aunque a algunos profesores les puedan parecer infantiles.

De acuerdo a los diferentes enfoques, la evaluación cambiará. Como he comentado antes, desde el enfoque autoexpresionista, la evaluación no tiene sentido, ya que todo lo que realize el alumno es positivo, y la evaluación coharta la libertad de expresión del alumnado, pero este punto de vista ya está superado.

La evaluación desde el punto de vista de la corriente disciplinar sólo tendrá sentido si está vinculada a la experiencia estética, ya que esta es vista como una fuente de conocimiento y desarrollo del pensamiento crítico y flexible.

No se si podría comentar la evaluación que tuvimos en la escuela primaria, ya que no recuerdo que se utilizara ninguna pauta concreta, y no puedo determinar la corriente, pero por las actividades que hacíamos (básicamente dibujo libre y copiado) y sin centrarnos en el arte, creo que no se debe aplicar, sino que se deben mirar la mayor cantidad de variables posibles, en la mayor cantidad posible y teniendo en cuenta a cada alumno, lo que es utópico.

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